El guarda de seguridad, con 34 años de servicio en la Universidad Nacional, se encuentra atrapado dentro del edificio administrativo mientras intenta protegerlo de los encapuchados que han tomado el control de la estructura.
La toma del edificio Uriel Gutiérrez de la Universidad Nacional en Bogotá comenzó el pasado lunes, a pesar de los intentos del vigilante por disuadir a los encapuchados, no fue escuchado. Este edificio alberga no solo la rectoría y áreas administrativas, sino también el centro neurálgico de la Universidad Nacional: la oficina de control, desde donde se supervisan los sistemas de cámaras y el suministro eléctrico del campus y otros edificios.
El único guarda encargado del lugar lleva más de 70 horas encerrado y contra su voluntad. En una entrevista con Noticias Caracol, describió los momentos difíciles que ha enfrentado debido a esta toma violenta.
Los encapuchados han amenazado con vandalizar el centro de control y han presionado al guarda para que abandone el lugar, sin embargo, él se mantiene firme, comprometido con sus 34 años de servicio en la universidad, y se niega a salir hasta que se garantice la seguridad del campus.
La situación ha generado graves problemas para el funcionamiento de la universidad, la mediación de la Personería y el Ministerio del Interior permitió que el guarda recibiera comida después de cuatro días.
Además, la toma está afectando el cumplimiento de requerimientos jurídicos de la universidad, lo que podría tener consecuencias negativas para la institución. Por otro lado, 604 docentes han pedido respeto a la autonomía universitaria en relación con la elección del nuevo rector, lo que podría haber sido el detonante de esta protesta.