En un acto privado cargado de simbolismo y diversidad, el Ministerio de la Igualdad oficializó la posesión de Juan Carlos Florián como nuevo viceministro de Diversidades. El evento, encabezado por el ministro Carlos Rosero, contó con la presencia de varios invitados que ondearon con orgullo las banderas LGBTIQ+, celebrando un nombramiento que marca un antes y un después en la entidad.
Florián llega con más de 20 años de experiencia en cooperación internacional, gestión pública y defensa de derechos humanos, según destacó el ministerio en un comunicado. Su misión será clara: fortalecer políticas públicas inclusivas que respondan a las necesidades de las comunidades LGBTIQ+ y personas con discapacidad.
“El viceministro asume este cargo con el compromiso de impulsar una agenda equitativa y transformadora”, publicó Minigualdad en sus redes sociales.
De actor porno a líder en políticas de inclusión
Aunque su nombramiento no es nuevo en el radar, esta vez sí se concretó. Florián ya había sido designado en octubre de 2023 por la entonces ministra Francia Márquez, pero su pasado como actor porno y trabajador sexual en Francia desató una polémica que frenó su llegada oficial al cargo. A pesar de sus credenciales como politólogo y servidor público, su historia personal generó resistencia y el viceministerio quedó vacante… hasta ahora.
“Mi trayectoria no se reduce a haber hecho cine para adultos. Soy politólogo de la Universidad Javeriana, tengo una maestría en Comunicación Política y más de dos décadas de trabajo en el sector público e internacional”, dijo Florián en su momento, en entrevista con este medio, cuando insistía en que el estigma no debía ser un obstáculo para servir al país.
Nuevo respaldo, nuevo comienzo
Con el respaldo del nuevo ministro Carlos Rosero, Florián retoma este camino con fuerza, en un contexto en el que el Ministerio de Igualdad lucha por mantenerse vivo tras el fallo de la Corte Constitucional que ordenó volver a tramitar su creación en el Congreso.
Su gestión estará enfocada en reducir las brechas sociales, promover el diálogo con la ciudadanía y abrir espacios de participación reales para las comunidades históricamente excluidas.
La historia de Florián, lejos de apagarse por la controversia, se enciende ahora como símbolo de resiliencia, diversidad y cambio en el corazón del Estado.